¿Por qué un espacio terapéutico para la mujer?

Al construir un espacio dedicado en exclusividad para las mujeres en la web, era inevitable la existencia de una entrada en el blog que argumentase la necesidad de dicho espacio. Y es que si una cosa solemos tener las mujeres, es la necesidad de dar explicaciones y yo, no iba a ser menos.

Laura Parra

junio 5, 2020
"

Leer más

Sólo las mujeres son bienvenidas

Al construir un espacio dedicado en exclusividad para las mujeres en la web, era inevitable la existencia de una entrada en el blog que argumentase la necesidad de dicho espacio. Y es que si una cosa solemos tener las mujeres, es la necesidad de dar explicaciones y yo, no iba a ser menos.

Fiel a mi género asignado al nacer y a mi aprendizaje social aquí vienen mis explicaciones.

1. ¿Por qué que hay un espacio dedicado en exclusividad a la mujer?
2. Malestares de género.
3. ¿Qué podemos hacer?

1. ¿Por qué que hay un espacio dedicado en exclusividad a la mujer?

En primer lugar y partiendo de lo más básico: ¿por qué no?, ¿por qué no puede o debe existir un espacio terapéutico sólo para mujeres si esa fuera mi preferencia?

La respuestas es fácil, sería discriminatorio y amoral desde un punto de vista profesional-sanitario. Y eso es lo que justamente nos ocurre a los mujeres a lo largo de nuestra vida.

Ya existen numerosos espacios exclusivos del hombre o espacios donde sin ser abiertamente de exclusividad masculina, la presencia de una mujer incomoda y altera el percal. Por lo que el primer motivo para generar y trabajar en una psicología para la mujer es, fomentar la existencia de espacios femeninos y reconquistar el espacio social que nos merecemos.

Por otro lado es sabida la existencia de un sesgo androcéntrico sanitario. Vamos por partes con la palabreja. Sesgo quiere decir que existe un peso desproporcionado a favor o en contra de una cosa, persona o grupo en comparación con otra, generalmente de una manera que se considera injusta. Androcéntrico está en relación con la práctica, consciente o no, de otorgar al varón y a su punto de vista una posición central en el mundo, las sociedades, la cultura y la historia.

Si hablamos entonces de sesgo androcéntrico sanitario, nos estamos refiriendo a la desigualdad en favor a los hombres que existe en el ámbito sanitario. Debemos tener en cuenta que el estudio de la salud sin perspectiva de género obtiene resultados sesgados, es decir, resultados que se desvían de la realidad que se quiere conocer. Estas desviaciones se conocen como “sesgos de género” y tienen consecuencias negativas para la salud de las personas, sobre todo de las mujeres.

Los sesgos de género cometidos en la investigación realizada con mirada androcéntrica, trascienden a la formación de profesionales y a la intervención sanitaria. Y con esto es con lo que contamos a día de hoy en la mayoría de nuestras investigaciones médicas. Por ejemplo: Los síntomas más conocidos del Infarto Agudo de Miocardio son los más frecuentes en los hombres: dolor u opresión precordial que se irradia a brazo izquierdo, pero las mujeres pueden presentar otros síntomas menos frecuentes en los hombres y que no son conocidos por la población general: dolor que se irradia a mandíbula, malestar digestivo, etc. ¿Lo sabías? yo tampoco. Esta situación desigual no propicia la correcta actuación ni prevención de males mayores, en las mujeres frente a dicha situación.

No podemos permitir que la psicología, esa ciencia que estudia el comportamiento de las personas y que tiene como objetivo principal mejorar la salud emocional de las mismas, caiga en ese gran error.

Otro de los motivos, que puede parecer más superficial, es mi preferencia. Como en todas las profesiones, imagino, algunos desempeños se nos hacen más agradables que otros. Y a mi, me encanta trabajar con las mujeres, me hace feliz y me permite dormir a pierna suelta. Generar una red de apoyo y ayuda entre mujeres me parece uno de los trabajos más satisfactorios y con más sentido del mundo.

Y he dejado la guinda del pastel para el final y es que ser mujeres nos coloca en una situación personal y social diferente a los hombres. Y dicha posición social genera lo que se podrían denominar malestares de género (refiriéndonos al género femenino) y eso es lo que trabajamos en un espacio de psicología para la mujer. Estos malestares no son tratados ni nombrados en otros contextos y se hace necesaria su intervención en un ámbito objetivo y libre de juicios.

2. Malestares de género

Las mujeres padecemos las consecuencias de haber sido educadas y criadas en una sociedad basada en el reparto desigual de poder, debido al género asignado al nacer.
Es indiscutible que, aunque cada vez intentemos reducir más este hecho, la educación que niños y niñas reciben no es igual. La mirada de la sociedad que recibe un adolescente chico y la mirada que recibe una chica adolescente, tampoco es igual. Y el trato diario entre personas adultas que reciben hombres y mujeres, tampoco es igual. ¡Sorpresa! (Brecha salarial, techo de cristal, roles asignados y expectativas de cumplirlos, cosificación del cuerpo de la mujer…)

De ahí, derivan numerosos comportamientos y realidades en las cuales las mujeres quedan colocadas, de manera irremediable, en una situación poco equitativa frente a las masculinidades que las rodean. La atribución de roles, el sistema educativo, los medios de comunicación y el ámbito laboral son 4 pilares donde la desigualdad se apoya cómodamente.

Es importante entender que los problemas de discriminación que sufren las mujeres en nuestro planeta tienen un carácter colectivo. No mujer, no te pasa sólo a tí porque estás mal de la cabeza, es un mal social que descansa sobre tu espalda. Recurrir al individualismo resta perspectiva y provoca problemas emocionales relacionados con la culpa y falta de estima a nosotras mismas. Si caemos en la trampa de pensar que el problema lo tenemos cada una de nosotras de manera individual sólo sufriremos en silencio. Mira a tu alrededor, observa a tus compañeras de viaje y verás que en algunas cosas (que no pocas), se sienten como tú.

Las situaciones de discriminación no aparecen de una manera evidente y sistemáticamente sino que están también en las costumbres, los ideales de belleza, cualquier comentario de bar, los consejos y opiniones que la gente a la que quieres te da… esto hace que pasen desapercibidas y pongamos el foco y origen en nosotras mismas, sin darnos cuenta de que estamos siendo oprimidas de manera velada. Te sientes mal y no sabes porqué, tu familia te quiere, tienes un trabajo, tu casa y hasta una mascota adorable… el problema nuevamente parece ser tuyo, pero no es así.

Estas características de las que hablamos, provocan diferentes sintomatologías a nivel emocional, tales como inseguridad, sensación de incapacidad, ansiedad, irritabilidad, depresión… Al sentir de una manera errónea que el problema es nuestro y que somos nosotras las causantes de nuestros males y de los de aquellas personas a las que queremos.

 

psicologia-para-la-mujer

3. ¿Qué podemos hacer?

Un espacio terapéutico puede ser una de las mejores opciones para hacer frente a esta situación. Poder observar estas situaciones y detectar cómo de manera personal las vivimos , ponerles nombre y entender su origen hará indudablemente que mejore tu estado de ánimo. Restará la culpa que quizá lleves cargando durante algún tiempo y te podrá enfocar a respuestas más equilibradas alejándonos de la tendencia a la agresividad o al victimismo fruto de la indefensión percibida y vivida.

Detectar y comprender es el paso previo para pasar a la acción. Poder tomar decisiones sin el peso de la sociedad y poder elegir, ser asertiva y marcar los límites que sean necesarios para tu estabilidad emocional y tranquilidad así como relacionarte de una manera sana y amorosa con tu cuerpo; son algunos de los objetivos que podemos trabajar en la psicología para la mujer.

Puede ser interesante enfocar la terapia en un trabajo basado en tus propios valores personales, en la vida qué deseas tener y en desarrollar las herramientas necesarias para conseguirlo.

Las posibilidades de trabajo son innumerables, lo importante es que juntas encontremos qué necesitas y eliminemos las creencias limitantes y prejuicios relacionados con el género. Dichas creencias y prejuicios están dificultando tu desarrollo como persona, no permiten que todo tu potencial salga a la luz y mantienen una sensación de vacío e indefensión que merman tu bienestar psicológico.

A modo de resumen podemos saborear las palabras de Chimamanda Ngozi Adichie, una mujer escritora, novelista y dramaturga feminista con origen nigeriano:

“El problema del género es que prescribe cómo debemos ser, en vez de reconocer quienes somos